sábado, 28 de febrero de 2009

Metereología

Muchos días de sol,
muchas noches con ánimo,
muchas tardes pensando en el amor
y en las salas de espera de los aeropuertos,
las que están llenas de esperanza para los que parten,
las que se inundan de desilusión cuando se van,
las que lloran a las queridos cuando se despiden.

Hoy niebla,
pero niebla de esperanza,
niebla de utopía,
niebla de creer y abandonar el haceme mayor,
abandonar el no creer en el amor,
dejar de lado el pensar en el dolor
como única manera de sentirse vivo.

Mañana lluvia
lluvia que frustra?
lluvia que nos abandona en el mejor momento?
lluvia que te devuelve a la realidad de la que no consigues escapar?
lluvia que te recuerda quien eres?

Igual no,
igual lluvia que limpia y cura mi corazón
y lo deja abierto esta vez sí,
para que lo rescates de su aspecto de piedra...

sábado, 21 de febrero de 2009

.... y los sueños, sueños son..........

sábado, 14 de febrero de 2009

Sol

Es suficiente si el día es azul, de esos en los que los pies podrían salir a la calle sin el resto del cuerpo. Me llega si en uno de tus correos se atisba una porción de cariño, si noto que sonreías cuando lo escribiste, si tus palabras me dejan soñar con que algún día será real. No necesito más que una llamada de un amigo, de esos tan buenos que tengo y que yo siempre he sabido cuidar muy poco, para ir a tomar un vino antes de comer, al sol, riéndonos de la vida, dejando que la euforía del alcohol nos transforme sutilmente esa mañana en los grandes reyes del mambo cantando canciones de amor. Esos días no hay desolación, no deja lo ocurrido que la apisonadora de la tristeza aparque sobre mis hombros, no me permito acordarme de que estoy solo, de que me siento solo, de que Soledad y yo estamos juntos desde hace tiempo, de mis soliloquios delante del espejo rozando la locura, de que nunca podremos estar a solas tú y yo. Esos días acaban pronto, pero a veces su recuerdo sirve para alegrar un día gris, pero tú haces que vuele...

miércoles, 11 de febrero de 2009

Hay veces que creo que me libero, que salgo a la calle tranquilo, riéndome de la vida y llorando por lo que hay que llorar. Hay veces que puedo pensar en que las cosas no están hechas para dolerme, y me entiendo perfectamente con mi conciencia. Hay veces que no me acuerdo de la materia putrefacta de que estoy compuesto. Y es entonces, en ese momento en el que siento que me puedo abandonar a la vida, cuando un nudo de alambre de espinas vuelve a mi garganta, un yunque se planta en mi pecho sin dejarme suspirar, un martillo mecánico se vuelve el dueño de mis manos y mis hombros soportan el peso del mundo entero. Me duele el corazón un poco, y no quiero que me duela...

jueves, 5 de febrero de 2009

Hoy es tu cumpleaños. Los dos últimos los has pasado a mi lado y cuesta creer que fueran felices. El primero todavía estaba cargado del candor y el ensueño del principio, pero en el segundo, aunque había más momentos buenos que malos, ya llevabamos un tiempo regalándonos un poco de acritud.
El objeto de esta carta no es reprocharte nada, en serio. Aunque parezca que mi actitud es la del odio, hace unas semanas que me repito las palabras de Yoda, que a ti te parecerá una más de mis frikadas. Yoda es el duendecillo de Star Wars y en una de las pelis dice: la ira conduce al odio y el odio conduce al sufrimiento. Yo no quiero sufrir, y aunque esto te parezca una tontería, a veces las moralejas de los cuentos y las experiencias de los libros nos ayudan a ver nuestra vida de otra manera. A lo que iba, el objeto de esta carta es que me entiendas un poco más de lo que lo haces, y ojalá me contestes para poder yo entenderte a ti también. Lo que había entre nosotros ha muerto, de eso soy muy consciente, pero no dejo de atormentarme con la idea de que no fui lo bastante paciente, lo bastante racional y lo suficientemente humilde como para conseguir que las cosas fuesen de otra manera.
No me voy a alargar mucho. Sólo te voy a hablar de una cosa. El principio, sonreías. En tus ojos se leía la felicidad, y siempre voy a recordar tu cara la primera vez que en una cama de una pensión cutre, me miraste y me dijiste "te quiero". Como me abrazaste cuando entre lágrimas te conté que llevaba semanas diciéndotelo yo a ti en bajo, cuando te quedabas dormida en mi regazo. Al principio estabas relajada y te reías de mis tonterías, y también de las tuyas. Al principio volamos en una nube y abandonamos nuestras realidades. Nos dejamos llevar por la pasión, por lo que sentíamos, nos dejamos llevar por lo que la realidad nos negaba y nos abandonamos al placer y los sueños. No me digas que no, en aquellos días hubo momentos en los que pasó por tu cabeza dejar todo y fugarte a seguir viviendo eso que viviamos y que nos llenaba tanto. Después llegaron las navidades. Y te puedo garantizar que desde aquellas primeras navidades a tu lado ya no me gustan tanto. Por que las navidades fueron como una losa racional que cayó sobre nuestra historia. Las cosas cambiaron y dejaron de ser así. Yo al principio reaccioné mal. Quería volver al sueño. Después con el tiempo fui entendiendo que el sueño estaba bien si se podía rellenar con huecos de duermevela, y poco a poco tú olvidaste que se podía soñar y todo fue realidad pura y dura. O no, si no es así explícamelo por favor.
Ya sé lo presente que tienes que los sueños no dan de comer. Ahora empiezas a entrar en el mundo del reiki, y lo poco que yo he entendido de esas teorías es que entienden el amor como esa energía universal de la que tú y y yo hablamos tantas veces y que engloba a todos lo seres. Que exlica tantas cosas como preguntas te proboca y que es la causa y el final de todos nuestros actos. Yo te solía decir que era la fuerza de los jedis y tú te reías de mi por que era un friki. El caso es que esa fuerza, el amor que todo lo puede, vive de todo lo que somos. Se manifiesta en nosotros a través de todo, a través de nuestros actos, a traves de nuestra parte real pero también a través de nuestros sueños. Y tú por un momento dejaste de soñar conmigo y ya no pudiste volver a hacerlo. Y a lo mejor la torpeza fue mía, no te estoy echando la culpa. Pero te lo dije muchas veces, como dice la canción de Rosendo, "quiero que sueñes conmigo". El caso es que ahora no estamos juntos. Te he querido más de lo que nunca pensé que podría hacer, aunque te suene a tópico, me he rayado con tus problemas y con los de los dos. He pensado mil veces como solucionar las cosas, hasta que me he agotado. Ahora estoy cansado, pero lo que más me jode es tener esta melancolía encima de no haber sabido hacer feliz a quien quería. Y a lo mejor ese fue también mi error. Por que al fin y al cabo cada uno debería procurarse su felicidad, y yo dejé que la mía estuviese ligada a sacarte de ese mundo de tinieblas en el que yo te soñaba.
Bueno, no me alargo más. Espero tu respuesta, por favor, sincera y sin rencor. Si va a haber algo de eso no me contestes. Feliz cumpleaños